Una flor de fuego; montañas de significado abriéndose camino entre los pétalos que exeden el cauce por donde fluye mi sabia, quizá sea la idea de que todo cauce contiene, y ese contener cuesta.
Lograr un equilibrio: ser en el fluir, en el transitar y en la meta: SER SIEMPRE.
Disfrutar de cada paso del camino y no solo cuando alcanzás la meta. El verdadero goce está en dejarse llevar por el yo más profundo, ese que está casi escondido entre las capas superficiales que va imponiendo el sistema, pero ese yo profundo es le que mueve todo lo demás, y el único que importa... y de allí, justo de ese centro, del eje esencial de cada uno, nace la semilla de esta flor, que es la flor que todos tenemos dentro, pero que pocos alcanzan a entender lo preciosa que es, y lo importante que es cultivarla. Lo mejor que ella sola nos va diciendo como cultivarla, pero a nosotros, entre tanto ruido, nos cuesta mucho escucharla.
Por eso, ejercitar el silencio es fundamental, gracias al silencio no inteferirán los ruidos del afuera, y con ello la ansiedad y la impaciencia y la mentira desaparecerán.
Si uno escucha, la flor crece, y con ello crece lo mejor y lo más lindo de nuestra esencia.
(De mi cuaderno de dibujos del año 2006)
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